Fue así que decidí entrevistarlo, aprendí mucho aquella noche, sus palabras, la ilusión de regresar a los recuerdos más gratos; las confesiones inocentes, la alegría de compartir lo aprendido, la candidez de su sonrisa y la maravillosa idea de crear una página, un blog conmigo. Ambos queríamos plasmar cada acontecimiento para compartirlo, sabiendo que muchos de nosotros no disponíamos de programas en la internet, queríamos mostrar absolutamente todo lo acontecido, algo que deje constancia que la vida es un sendero permanente de amor, amistad y justicia. A ti Gustavo Real Macedo, nuestro “Pavito Real” y hoy "tremendo juez", amigo que en silencio colaboras, ayudas e instruyes actualmente en una Universidad (hasta gratuitamente) va el mayor de los reconocimientos. Por ello, nos seguiremos comprometiendo con ustedes, a estar siempre de turno, con las puertas abiertas, a disposición, para seguir llenando de tesoros este cofre, nuestro baúl de los recuerdos.
Agradecer también a “Coquito” Olivos porque aún en la distancia, no falta al colegio. Muy puntual a este encuentro virtual. Siempre estás “presente” AMIGO. Nos motivas, nos invitas a seguir y fortalecer nuestros lazos de amistad que empezaron con un cordial saludo hasta llegar al gran reencuentro. Lo dice Edgar, lo descubrimos nosotros, que valoramos el ejemplo de una gran familia con tus fotos.
Y a cada uno de ustedes ¡GRACIAS!
¡Gracias a todos los Amigos sanfabianos! Su presencia, sus escritos, las fotos, llamadas, invitaciones, emociones, tristezas, experiencias, bromas, anécdotas y por supuesto acogernos en su casa (Castillo, Guerrero), con sus hijos, sus padres, LA FAMILIA y nuestros gestos e ilusiones serán un constante descubrir y compartir, que nos permitirá seguir siendo los niños del ayer y hoy.
Y no lo olviden, compartan este momento con sus hijos, cuéntenles el valor de la Amistad, del compañerismo, sin importar el tiempo y la distancia cuando hay un lazo fuerte de fraternidad y que sepan que la educación no pasa de moda, que en casa, en la escuela nos forjaron grandes valores de respeto, de educación, que nos servirá eternamente en nuestro caminar. La vida es la mejor escuela para vivir, así lo entenderán nuestros hijos hoy. ¡QUÉ BENDICIÓN!
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