No puedo dejar de expresar con líneas, acontecimientos vividos en estos tiempos, ya que hemos sido testigos y compartido muchos instantes desde el reencuentro.
Es duro saber que en algún momento de la vida nos dejaremos de ver, por muchos motivos, pero grato es saber que somos una comunidad.
Anoche, nos reunimos los Amigos del San Fabián en el velatorio, no pongo nombres porque sé que algunos no han estado físicamente, pero sí presentes con algún familiar, con alguna donación, una oración. Todos, absolutamente todos fuimos al encuentro del AMIGO GUSTAVO. Aún en el dolor, la fortaleza y la prosa nos enseñaba, después del rosario dirigió las palabras más hermosas para su padre, la poesía mejor escogida, contando que fue su padre quién le enseño a elaborar los primeros documentos y que es lo que es por él. Un honor escucharlo, un hijo agradecido, mencionó a tantas personas a su lado, a nosotros, los amigos de la infancia.
El lugar, nos traía muchísimo recuerdo del pasado, Parroquia San Miguel Arcángel, y el salón donde descansaba el Sr. Real también, era nuestra primera capillita, ahí se celebraba la Misa de los Domingos, observamos con tanta ternura todo, lo comentamos con Kathia Guerrero y Jannet Calderón. Un momento de reflexión, de acompañamiento, de consuelo, pasando así tantas páginas de una historia, hijos dedicados a su padre. Nos retiramos dejando nuestro abrazo a su madre y el apretón de manos a nuestro compañero Real Macedo.
El lugar, nos traía muchísimo recuerdo del pasado, Parroquia San Miguel Arcángel, y el salón donde descansaba el Sr. Real también, era nuestra primera capillita, ahí se celebraba la Misa de los Domingos, observamos con tanta ternura todo, lo comentamos con Kathia Guerrero y Jannet Calderón. Un momento de reflexión, de acompañamiento, de consuelo, pasando así tantas páginas de una historia, hijos dedicados a su padre. Nos retiramos dejando nuestro abrazo a su madre y el apretón de manos a nuestro compañero Real Macedo.
Una hermosa mañana, llena de sol al día siguiente, la Parroquia estaba brillante. Simón también llegó, ambos en nombre del salón entero siempre adelante. Sentí una profunda emoción, cuando dos hombrecitos con terno, uno como de 12 y otro de 15 años me saludaban con tanta educación, tenían que ser los hijos de Gustavo (Kenneth y Kevin), el más pequeño me preguntó si estudiamos con su padre, sólo pude decir, siéntete orgulloso de tu padre.
Hermosas ofrendas, hermosa despedida, con honores como lo merecía. Recordé las palabras de P. Félix, los difuntos no están en el cementerio, viven en nuestros corazones, en nuestros recuerdos, prueba de ello es que nosotros les brindamos los reconocimientos, porque jamás los olvidamos.
Me despedí en silencio, caminamos (con Simón), acompañando el cortejo, una señora me obsequió una rosa hermosa, íbamos comentando tantas cosas, y luego nos despedimos. SIMÓN, el buen amigo Simón subió al bus que lo llevaría a Jardines de la Paz. Nos queda por nuestra FE y esperanza saber que algún día nos volveremos a encontrar…
¡SR. VÍCTOR HUGO REAL CALLÁN DESCANSE EN PAZ!
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