Protagonista: John Travolta- Gutiérrez
Promoción 1978 Amigos Sanfabianos.
Llegó la hora y un nuevo encuentro se hacía expectante, agobiadas, llegando a casa, corriendo después de una larga jornada, teníamos que alistarnos, la hora de nuestra fiesta se acercaba (¡qué me pongo, qué me pongo!), ja, ja, ja!!
Y es que llegó el día esperado, no sabíamos si asistirían todos los convocados (como en reencuentro del año pasado), pero la ilusión y la alegría de cada encuentro nos mueve con fuerza el corazón. Guerrero, siempre puntual, me llamó preocupada al celular: ¡Olivari, sólo unos minutos más! ¡¡Me he paseado por todo lado, no he encontrado el USB de 40gb!!. Ahhh, pero en esta historia, nadie está sola, y es que los hijos y la familia se mueven contigo, era la fiesta de mamá y su hija tenía la solución. Mientras yo en una esquina de la Av. Venezuela esperaba, ella ya estaba en la otra con la música en la mano. Y es que todos tenemos que aplaudir, Kathia ha podido recopilar la música del pasado, no sólo la de los 70 y 80, también la de nuestros padres. Música que nos acompañó en todas nuestras etapas.
Decidimos caminar, teníamos que recoger a Linares (Av. Precursores), nuestros pasos se hacían agradables, las dos, como cuando éramos niñas conversando de la vida. Pensar que siempre estuvimos tan cerca, en mi caso, no la había visto después de casi 40 años, sin saber que compramos en el mismo mercado. Y bueno, como reportera de la vida, siempre anotando cada detalle, cada momento del pasado. Llegamos a la puerta de Linares (toc, toc!!), nos recibió su padre, como si pidiéramos permiso para salir a jugar. Desde lejos, su hermana Lourdes nos saludaba, el perrito nos miraba, ufff, el lugar, el mismo sitio en donde podíamos jugar. Y así las 3, mirándonos y corrigiendo cada detalle, y es que aquí sí, hacíamos honor “A los 40” (película de comedia peruana) ja, ja. Hasta un vecinito de Linares no pudo dejar de mirarnos y piropearnos, más bien tratando de saber a dónde vamos, ja, ja!!
Bueno, llegamos, la casa de Robledillo, se volvieron abrir las puertas de par en parar, la pequeña Ana Lucía, nos recibió con un abrazo cordial, quizá diciendo, llegaron las amigas de mamá!. Nosotras, tranquilitas, sentaditas, las primeras en llegar (qué horror!), yo sumiendo la barriquita, diciendo: qué friecito, verdad?, y es que es el buen pretexto para no sacarme la chompa que ocultaba los rollitos, ja, ja. Sonó el timbre, quién será, quién será e hizo su aparición, el gran varón: ¡SIMÓN! Nooooo, ji,ji, llegó presuroso con Torales. Atentas entonces a oír quién vendría y quién no (en esta ocasión, él fue el encargado de pasar la voz), muy tranquilo dijo, no vendrán: 1, 2, 3, 4…, Ahhhhh nooooo, a tomarnos la primera foto dijo Robledillo, a colgarla en el FB y etiquetarla para motivar a los demás. El olorcito nos torturaba, y nosotras no podíamos disimular, venía de la cocina… muy discretas, pero curiosas de saber si el cilindro ya estaba apagado, ja, ja y es que el gran chef (Juan, el esposo de Robledillo), con el cusi cusa, que le pone a cada plato, nos motiva a elegir entre cerdito y pollito, y ni hablar de la ensalada, del ajicito y las papitas, con el “secreto de la abuela”, como dice Robledillo cada vez que disimuladamente queríamos sacarle el secretito, ja, ja.
Nos preguntábamos una vez más, vendrá alguien más y llegó,nuestro querido John Gutiérrez-Travolta llegó, con esa presencia (con sus casi 2m de altura) y es cuando la pista brilló, y es así, que todos felices nos animamos, casi, casi con USB en mano, él dijo: ¡un momentito!, ¡yo quiero comer!, Ja, ja, ja!!
Mientras degustábamos de la buena sazón, la pequeña Ana Lucía, se lucía, las luces se apagaron y con dos amiguitas (o primitas?), anunciaban la hora de bailar (la hora loca), nos entregaron sombreritos, pitos y maracas, también pompones hechos de rafia (porristas nosotras!!!), todo absolutamente todo deslumbraba, las niñas nos hacían una demostración con luces de bengala, cómo quitarles la ilusión, toda esa presentación era para nosotros. Llegó la hora, la hora, la hora de bailar!!
Kathia, siempre pidiendo permiso con mucha educación para manejar el equipo, casi, casi dijo: ¡Música Maestro! El USB no podía hacerse esperar, mientras el esposo de Robledillo le daba las instrucciones para operar el control remoto, ella seleccionaba, prácticamente con un “clic” y la fiesta se armaba. Dentro de las clásicas estaban las parrandas “de toque a toque” con Rulli Rendo, Caballo Viejo y tantos otros, de nuestros viejos, pero también estaban los de nuestra época gloriosa, como las baladas nostálgicas de Styx… Babe i'm leavin' i must be on my way the time is drawing neaaaaaaaaaaaar... (Kathia, Mister Roboto quedó pendiente!!), inmediatamente aparición Anita Ward con su Ring my bell (Real Macedo te la perdiste!!), pero la más, más de nuestro querido y famoso John Travolta-Gutiérrez no se hacía esperar, todos a bailar y cantar en la pista: One way ticket, one way ticket. One way ticket, (bis). One way ticket to the blues!!!! Los vecinos de San Miguel y hasta el serenazgo tienen que habernos acompañado a cantarla, a viva voz con Eruption (Gutiérrez contando que estaba enamorado de la cantante y sus trencitas), la recuerdan verdad? Y así la noche fue asombrosa, los recuerdos, el baile, el cerdito y su aliño, la fiestecita y los niños.
Quizá mis escritos sean largos y aburridos, pero no dejo de pensar en cada momento, desde el bromista de Simón con sus ocurrencias, ja, ja, toda la noche haciendo gestos con la boca de: BRUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!!!!!!!! !!
de Oscar de León. Disfrazado de un próspero árabe, ja, ja, destacando
también a otro compañero, él es un salsero de corazón (Torales). Y ni
hablar de Guerrero, siempre la ganadora de “El gran show”, Robledillo
con sus atenciones y muy natural, cambiando sombreros, elegante y feliz,
y Linares, con su gorrito volteado, como Kiko del Chavo, y yo? De
peruana, con sombrero de apasionada, éramos niños otra vez!!
Pero tengo que reconocer, que Gutiérrez es un gran compañero, todos de una u otra manera tienen mucha responsabilidad con sus familias, con sus trabajos, en sus vidas, pero él siempre se hace un espacio y cuando llega empieza la fiesta, grande amigo, sí grande. Gracias nuevamente, a cada uno, a Robledillo por abrir las puertas de su casa y su gran corazón, a su esposo, a la pequeña Ana Lucía, a quien pronostico será una gran artista (con su pizarrita y sus plumones dibujaba y borraba, muy creativa) y vaya fanática de One Direction, como la hermanita mayor (te admiramos Robledillo el amor de madre y tu valentía, haciendo la cola hasta el otro día), es que acaso nuestros padres lo hicieron por MENUDO. La historia se repite, gracias Ana Lucía representas a los niños, con la edad que tú tienes ahora, nosotros, los AMIGOS SANFABIANOS nos conocimos… qué bendición la nuestra, verdad?
Coco, va para ti esta nueva historia, no dejes de acompañarnos siempre. ¡Falta poco!
Cortesía fotos, Robledillo, no se asusten con los ojos, faltan fotos!!!
Promoción 1978 Amigos Sanfabianos.
Llegó la hora y un nuevo encuentro se hacía expectante, agobiadas, llegando a casa, corriendo después de una larga jornada, teníamos que alistarnos, la hora de nuestra fiesta se acercaba (¡qué me pongo, qué me pongo!), ja, ja, ja!!
Y es que llegó el día esperado, no sabíamos si asistirían todos los convocados (como en reencuentro del año pasado), pero la ilusión y la alegría de cada encuentro nos mueve con fuerza el corazón. Guerrero, siempre puntual, me llamó preocupada al celular: ¡Olivari, sólo unos minutos más! ¡¡Me he paseado por todo lado, no he encontrado el USB de 40gb!!. Ahhh, pero en esta historia, nadie está sola, y es que los hijos y la familia se mueven contigo, era la fiesta de mamá y su hija tenía la solución. Mientras yo en una esquina de la Av. Venezuela esperaba, ella ya estaba en la otra con la música en la mano. Y es que todos tenemos que aplaudir, Kathia ha podido recopilar la música del pasado, no sólo la de los 70 y 80, también la de nuestros padres. Música que nos acompañó en todas nuestras etapas.
Decidimos caminar, teníamos que recoger a Linares (Av. Precursores), nuestros pasos se hacían agradables, las dos, como cuando éramos niñas conversando de la vida. Pensar que siempre estuvimos tan cerca, en mi caso, no la había visto después de casi 40 años, sin saber que compramos en el mismo mercado. Y bueno, como reportera de la vida, siempre anotando cada detalle, cada momento del pasado. Llegamos a la puerta de Linares (toc, toc!!), nos recibió su padre, como si pidiéramos permiso para salir a jugar. Desde lejos, su hermana Lourdes nos saludaba, el perrito nos miraba, ufff, el lugar, el mismo sitio en donde podíamos jugar. Y así las 3, mirándonos y corrigiendo cada detalle, y es que aquí sí, hacíamos honor “A los 40” (película de comedia peruana) ja, ja. Hasta un vecinito de Linares no pudo dejar de mirarnos y piropearnos, más bien tratando de saber a dónde vamos, ja, ja!!
Bueno, llegamos, la casa de Robledillo, se volvieron abrir las puertas de par en parar, la pequeña Ana Lucía, nos recibió con un abrazo cordial, quizá diciendo, llegaron las amigas de mamá!. Nosotras, tranquilitas, sentaditas, las primeras en llegar (qué horror!), yo sumiendo la barriquita, diciendo: qué friecito, verdad?, y es que es el buen pretexto para no sacarme la chompa que ocultaba los rollitos, ja, ja. Sonó el timbre, quién será, quién será e hizo su aparición, el gran varón: ¡SIMÓN! Nooooo, ji,ji, llegó presuroso con Torales. Atentas entonces a oír quién vendría y quién no (en esta ocasión, él fue el encargado de pasar la voz), muy tranquilo dijo, no vendrán: 1, 2, 3, 4…, Ahhhhh nooooo, a tomarnos la primera foto dijo Robledillo, a colgarla en el FB y etiquetarla para motivar a los demás. El olorcito nos torturaba, y nosotras no podíamos disimular, venía de la cocina… muy discretas, pero curiosas de saber si el cilindro ya estaba apagado, ja, ja y es que el gran chef (Juan, el esposo de Robledillo), con el cusi cusa, que le pone a cada plato, nos motiva a elegir entre cerdito y pollito, y ni hablar de la ensalada, del ajicito y las papitas, con el “secreto de la abuela”, como dice Robledillo cada vez que disimuladamente queríamos sacarle el secretito, ja, ja.
Nos preguntábamos una vez más, vendrá alguien más y llegó,nuestro querido John Gutiérrez-Travolta llegó, con esa presencia (con sus casi 2m de altura) y es cuando la pista brilló, y es así, que todos felices nos animamos, casi, casi con USB en mano, él dijo: ¡un momentito!, ¡yo quiero comer!, Ja, ja, ja!!
Mientras degustábamos de la buena sazón, la pequeña Ana Lucía, se lucía, las luces se apagaron y con dos amiguitas (o primitas?), anunciaban la hora de bailar (la hora loca), nos entregaron sombreritos, pitos y maracas, también pompones hechos de rafia (porristas nosotras!!!), todo absolutamente todo deslumbraba, las niñas nos hacían una demostración con luces de bengala, cómo quitarles la ilusión, toda esa presentación era para nosotros. Llegó la hora, la hora, la hora de bailar!!
Kathia, siempre pidiendo permiso con mucha educación para manejar el equipo, casi, casi dijo: ¡Música Maestro! El USB no podía hacerse esperar, mientras el esposo de Robledillo le daba las instrucciones para operar el control remoto, ella seleccionaba, prácticamente con un “clic” y la fiesta se armaba. Dentro de las clásicas estaban las parrandas “de toque a toque” con Rulli Rendo, Caballo Viejo y tantos otros, de nuestros viejos, pero también estaban los de nuestra época gloriosa, como las baladas nostálgicas de Styx… Babe i'm leavin' i must be on my way the time is drawing neaaaaaaaaaaaar... (Kathia, Mister Roboto quedó pendiente!!), inmediatamente aparición Anita Ward con su Ring my bell (Real Macedo te la perdiste!!), pero la más, más de nuestro querido y famoso John Travolta-Gutiérrez no se hacía esperar, todos a bailar y cantar en la pista: One way ticket, one way ticket. One way ticket, (bis). One way ticket to the blues!!!! Los vecinos de San Miguel y hasta el serenazgo tienen que habernos acompañado a cantarla, a viva voz con Eruption (Gutiérrez contando que estaba enamorado de la cantante y sus trencitas), la recuerdan verdad? Y así la noche fue asombrosa, los recuerdos, el baile, el cerdito y su aliño, la fiestecita y los niños.
Quizá mis escritos sean largos y aburridos, pero no dejo de pensar en cada momento, desde el bromista de Simón con sus ocurrencias, ja, ja, toda la noche haciendo gestos con la boca de: BRUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!!!!!!!!
Pero tengo que reconocer, que Gutiérrez es un gran compañero, todos de una u otra manera tienen mucha responsabilidad con sus familias, con sus trabajos, en sus vidas, pero él siempre se hace un espacio y cuando llega empieza la fiesta, grande amigo, sí grande. Gracias nuevamente, a cada uno, a Robledillo por abrir las puertas de su casa y su gran corazón, a su esposo, a la pequeña Ana Lucía, a quien pronostico será una gran artista (con su pizarrita y sus plumones dibujaba y borraba, muy creativa) y vaya fanática de One Direction, como la hermanita mayor (te admiramos Robledillo el amor de madre y tu valentía, haciendo la cola hasta el otro día), es que acaso nuestros padres lo hicieron por MENUDO. La historia se repite, gracias Ana Lucía representas a los niños, con la edad que tú tienes ahora, nosotros, los AMIGOS SANFABIANOS nos conocimos… qué bendición la nuestra, verdad?
Coco, va para ti esta nueva historia, no dejes de acompañarnos siempre. ¡Falta poco!
Cortesía fotos, Robledillo, no se asusten con los ojos, faltan fotos!!!
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