Algunos la recordamos como disciplinada, exigente, recta;
otros como enérgica, dura, con fuerte temperamento.
Pero estoy convencida que TODOS nosotros,
la recordamos como nuestra primera y MEJOR MAESTRA.
Pero estoy convencida que TODOS nosotros,
la recordamos como nuestra primera y MEJOR MAESTRA.
Cómo olvidar sus sabias lecciones y consejos, gracias a Ud. declamábamos como grandes poetas. Su amor por la educación la llevó a formarnos con pasión, a prepararnos con las poesías, a recitar con Vallejo (su favorito), infaltable en las actuaciones.
Nos inculcó el hábito a la lectura, al romanticismo con Becquer, pero también era importante transmitirnos el amor por nuestro país (el escudo, la escarapela, la bandera). Todos sus alumnos impecables, cantando con orgullo, con voz fuerte, mirada fija y la mano sobre el pecho latiente nuestro HIMNO NACIONAL. Era importante saber la Historia del Perú, la Geografía (pegar en los cuadernos láminas, imágenes, recortes, fotografías de los paisajes de la flora, la fauna y los minerales). Yo diría con usted aprendimos a “conocer” cada rincón de nuestra Patria, por su estilo tan personal de enseñar, este recuerdo está presente en nuestra mente.
Han pasado los años y traemos de regreso muchos momentos: danzar como Vírgenes del Sol, zapatear con huaynos, a levantar el pañuelo con elegancia, a movernos con un festejo, al comercio de los pregoneros de antaño, con coquetería y voz potente (la entonación adecuada y ademanes convenientes para recitar al bello estilo de un poeta). Miss Marina, fuimos poseedores de tantos talentos que usted descubrió, realmente necesitábamos formarnos así, con altura, con firmeza, con conciencia y es que su misión fue conseguir buenos alumnos, sabía la importancia de los valores que todo ser humano debe de llevar y saber respetar. No me engañó jamás, era chiquita yo, pero la recuerdo, sé que detrás de esos enormes lentes oscuros, de esa disimulada firmeza se escondía la ternura y la dulzura de una madre dedicada.
Nos inculcó el hábito a la lectura, al romanticismo con Becquer, pero también era importante transmitirnos el amor por nuestro país (el escudo, la escarapela, la bandera). Todos sus alumnos impecables, cantando con orgullo, con voz fuerte, mirada fija y la mano sobre el pecho latiente nuestro HIMNO NACIONAL. Era importante saber la Historia del Perú, la Geografía (pegar en los cuadernos láminas, imágenes, recortes, fotografías de los paisajes de la flora, la fauna y los minerales). Yo diría con usted aprendimos a “conocer” cada rincón de nuestra Patria, por su estilo tan personal de enseñar, este recuerdo está presente en nuestra mente.
Han pasado los años y traemos de regreso muchos momentos: danzar como Vírgenes del Sol, zapatear con huaynos, a levantar el pañuelo con elegancia, a movernos con un festejo, al comercio de los pregoneros de antaño, con coquetería y voz potente (la entonación adecuada y ademanes convenientes para recitar al bello estilo de un poeta). Miss Marina, fuimos poseedores de tantos talentos que usted descubrió, realmente necesitábamos formarnos así, con altura, con firmeza, con conciencia y es que su misión fue conseguir buenos alumnos, sabía la importancia de los valores que todo ser humano debe de llevar y saber respetar. No me engañó jamás, era chiquita yo, pero la recuerdo, sé que detrás de esos enormes lentes oscuros, de esa disimulada firmeza se escondía la ternura y la dulzura de una madre dedicada.
Fue y será nuestra eterna profesora ejemplar, con su impecable escritura, esa que heredamos aquellos que amamos las letras, y ni hablar de los números ¡la tabla de multiplicar! esa que a muchos los hizo ganar. Tenía métodos para que nos entre la lección, difícilmente alguien salía jalado (ja, ja, de repente sí de las orejas), recuerdo que algunos hasta llorábamos por la impotencia de no poder aprender la lección, pero, sí que aprendíamos (en el colegio, en la casa, con los juegos, todo el día con la tabla y la caligrafía). ¡Cuántos recuerdos Miss Marina! Estoy convencida que hoy, al escribir y recordarla maestra querida he vuelto al Colegio San Fabián.
¡¡GRACIAS QUERIDA MAESTRA, GRACIAS POR FORJARME!!
Gracias a Dios por cobijarla. Un abrazo extendido, que llegue hasta el Cielo, recinto en donde se encuentra ahora y lugar en donde algún día, usted y yo nos volveremos a encontrar.
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