Después de muchos años de búsqueda y gracias a la internet pude encontrar a mi profesora de ballet, la conocí desde que tenía 7 años de vida, grande fue la emoción cuando me enteré que era la Directora de Danza de la Universidad San Marcos, a pocos pasos de mi casa, y es que siempre hemos estado cerca y a la vez tan distantes, hubo primero un intercambio de e.mails con Lucrecia, trabaja con ella y se encargó de comunicarle dicha búsqueda, brindándome sin ningún reparo su celular, emocionante noticia que hizo que llamara inmediatamente, me contestó con algo de temor, quién la llamaba, al decirle que era ex alumna, y por supuesto narré cada detalle de todo este hermoso y maravilloso reencuentro, las etapas de buscarse, de escribirse, de encontrarse y hasta de recordar cada momento en el San Fabián, quedó emocionada y cuando le dije que uno de los motivos de buscarla era que necesitábamos saber más de Miss Marina, queríamos ir a visitarla (cementerio), organizar una Misa en su honor, era imposible juntarnos sin mencionarla, ella está presente siempre, en las poesías, la tabla, los pregones, los consejos, su formación e integración nos recuerda que le debemos lo que somos hoy, gratitud a quien fue nuestra primera MAESTRA, con voz emocionada me dijo: Mi madre es un ejemplo de vida, desde siempre supo que quería ser docente ya que en aquellos tiempos era muy difícil que una mujer asuma este papel, pero ella se preparaba con ilusión, sola, leía muchos libros (su preferido César Vallejo). Huérfana, pero con gran valentía sacó adelante a todos sus hermanos, conoció a mi padre (profesor Ciro) desde el colegio, fue el amor de su vida.
La oportunidad de poder trabajar como educadora se la brindó el colegio San Fabián, ahí empezó su vocación, se dio por completo, prueba de ello fue que trabajó ahí hasta el final de sus días. Actualmente cumpliría 99 años, y no quisiera dejar de comentarle que también ayudó a muchos jóvenes, formó un equipo de básquet, no sólo los motivaba a seguir, a ser los mejores, también buscaba la forma de brindarles los recursos para mantenerlos, comprometiendo hasta a su propia familia en la compra de los uniformes (ja, ja).
Estoy emocionada, yo estaré feliz de participar con ustedes, sería como celebrar su centenario de vida. Cuando se reúnan, si gustan, los acompañaré, yo puedo ir para hablarles de ella.
Y así será Miss Alicia, en la reunión anterior por motivos de trabajo no pudo estar con nosotros, pero con gusto acepté la invitación de ir a la Facultad para abrazarla, para reencontrarme con Ud. después de muchos años, estoy convencida que su Madre, nuestra "MADRE" se encuentra entre nosotros y nos bendice.
Vendrán muchos días para poder compartir momentos plenos a su lado. Gracias.
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